jueves

Ron,césped y buen royo; colega

La mayoría de las veces cuando conozco a alguien, lo hago por encima, cómo cuando la gente va a ver una ciudad en un día y lo hace corriendo y mal. No reparo en que esa persona pueda tener un trasfondo interesante, unas ideas increíbles o unos gustos que coincidan con los míos.

Ahora, en el pueblo donde vivo son fiestas y ayer no me apetecía la juerga clásica de alcohol y música (la verdad, hace mucho que no me apetece) así me tumbé con dos amigos (un amigo y una amiga, para ser mas exactos) en una explanada de césped con una botella de ron-coca cola.

Al chico, que se llama David, ya le conocía desde hace mucho y es una de las personas que mas mella ha hecho en mi vida. Podría llamarlo mi “mejor amigo” pero nunca me gustó ese término. La chica, Ana, fue la que me sorprendió.

Hasta ahora yo la tenía cómo a una persona graciosa, ocurrente... y pese a que las pocas veces que nos juntábamos lo pasábamos bastante bien, nunca hablemos cómo dos buenos amigos. Y fue esto, lo de probar hablar cómo dos buenos amigos, con una confianza total, absoluta y recíproca; lo que cambió la concepción que teníamos el uno del otro.

Hablemos de todo: De nuestras penas, nuestras alegrías, de que no nos quería nadie, de lo cruel y despiadada que es la gente, de política, de nuestro futuro… de todo. Y nos entendíamos, nos reíamos, nos dábamos abrazos y nos caíamos al suelo de lo borrachos que estábamos.

Menuda noche.

0 llamadas:

Publicar un comentario